EL AMOR PROPIO COMO
AMOR A LOS DEMÁS
Coincidiendo con Fromm, el amor antes que una relación, es un arte que
hay que ir aprendiendo todos los días;
es pues, aquella actitud que orienta y da
significado humano a la relación amorosa.
En este sentido, el aprendizaje del
amor tenemos que construirlo, sobre
todo porque aquel no viene siendo una
realidad constitucional del hombre; una
prueba de ello es que existen en este
último tendencias que son contrarias
al amor, como la envidia, los celos, la
discriminación, la indiferencia, entre
otros rasgos de la naturaleza humana
que dificultan el amor a los demás.
El amor de sí, es decir, el amor
de cada uno de nosotros, nos debe al
mismo tiempo posibilitar el tránsito al
amor a los demás. Una primera posibilidad
en esto es manifestar “amor al prójimo”, definido este término
como la voluntad de querer el bien de las personas que nos rodean;
sí, de los que están a un lado de ti, de mí, de todos nosotros. En esta
faena moral, se trata de poner al amor propio como criterio del amor
a los demás, esto es: amar al prójimo tanto como a ti mismo, como reza el
mandamiento bíblico.
El amor a los demás, por tanto adquiere las siguientes características:
1) el amor al otro implica su afirmaáón, esto es, nuestro asentimiento de su
existencia, tanto de forma verbal como existencial. De esto modo, para
amar auténticamente al otro, no basta con decirle que lo queremos, sino
la asunción de un compromiso real con el cuidado de la persona que se
ama; 2) amar a los demás, supone también admitirlos en nuestro entorno
y aceptarlos, haciéndonos cargo, dentro de lo posible, de lo que son y de
lo de que necesitan; 3) el amor a los demás es un sentimiento cercano a la
amistad y a la benevolencia, pero no se confunde con ellos. Coincide con ellos.
Me parece muy bueno tu blog, tiene muy buena información, pero se me hace que falta más color y el título hacerlo más grande.
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